Carlos Alberto Rodríguez Hurtado |
EL TOQUE DE SILENCIO
Fue en el año 1964, precisamente un domingo 05 de abril, que un centenar de Cadetes recién ingresados a Escuela Nacional de Investigaciones del Perú (ENIP), en su mayoría de procedencia civil, escuchábamos por primera vez, al promediar las 22:00 horas el “Toque de Silencio” que nos anunciaba el horario para ir a pernoctar hasta el día siguiente que éramos despertados con otro toque de corneta llamado “Diana” (Que comentaremos en otra oportunidad).
También hemos escuchado esta melodía del “Toque de Silencio” interpretada por un corneta en honras fúnebres como honores a militares y policías en los sepelios; empero ¿conocían Uds. de la historia de su creación? Pues bien, este toque de queda TAPS nos hace un nudo en la garganta y usualmente nos llena de lágrimas en los ojos su interpretación, por lo que se hace necesario saber de la historia de su creación y humilde origen.
Se reporta, que todo comenzó en el año 1862 durante la guerra civil americana, cuando el Capitán del Ejército de la Unión Robert Ellicombe se encontraba con sus hombres cerca de Harrison’s Landing en Virginia; y el Ejército Confederado estaba al otro lado del angosto terreno.
Durante la noche, el Capitán Ellicombe escuchó en el campo de pelea los quejidos de un soldado mal herido; éste, sin saber si se trataba de un efectivo de la Unión o Confederado, decidió arriesgar su vida y traer al hombre herido para su atención médica.
Es así que rampando, bajo lluvia de disparos llegó hasta él para lograr traerlo a su campamento, donde advirtió que se trataba de un Soldado Confederado, pero lamentablemente ya había muerto. El Capitán encendió su lámpara y, quedó sin aliento y paralizado por el shock, al ver en la penumbra el rostro de aquel soldado. Se trataba de su propio hijo. El chico estaba estudiando música en el Sur cuando estalló la guerra. Sin decirle nada a su padre se alistó en el Ejército Confederado.
A la mañana siguiente y con el corazón destrozado, pidió permiso a sus superiores para dar entierro al hijo con honores militares a pesar de ser del bando enemigo. Empero, su pedido fue parcialmente aprobado. Ya que el Capitán Ellicombe solicitó contar con un grupo de los miembros de la banda de músicos que tocaran en el funeral, lo cual le fuera negado; pero por respeto al padre, tan sólo se le permitió la participación de uno de ellos. Escogiendo éste fuera un corneta para interpretar una serie de notas musicales que halló en el bolsillo del uniforme del joven fallecido.
Solicitud que se le otorgó. Y es así como nace la melodía inolvidable que ahora conocemos como TAPS. La letra de esta angustiosa obra musical que se interpreta como honores de honras fúnebres, dice así:
EL DÍA HA TERMINADO. SE FUE EL SOL DE LOS LAGOS, DE LAS COLINAS, DE LOS CIELOS. TODO ESTÁ BIEN. DESCANSA PROTEGIDO. DIOS ESTÁ CERCA. LA LUZ TENUE OSCURECE LA VISTA Y LA ESTRELLA EMBELLECE EL CIELO. ASÍ VAMOS, ESTO SABEMOS. DIOS ESTÁ CERCA.
Hasta hoy en día, nunca supe de todos las palabras que encierran esta emotiva melodía. Tampoco sabía que tenía más de un verso alusivo a un dulce final del día y/o final de la vida hacia el encuentro con el Gran Arquitecto del Universo; más aún, que existía esta historia narrada. Y efectivamente, he sentido una fuerte emotividad y un sudor en el cuerpo mientras la escuchaba y leía su humilde origen. Aunque se trate de un mito o se le atribuya a otro compositor u origen su historia, me parece que esta es la más original y emotiva de las halladas en la red, que dan fe de su credibilidad en el internet.
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