viernes, 23 de septiembre de 2011

DISCURSO POR EL LXIII ANIVERSARIO PIP

DISCURSO DEL GENERAL PIP JORGE CARDENAS SAENZ

El hacer uso de la palabra con ocasión de celebrarse el LXIII Aniversario de nuestra querida y gloriosa Policía de Investigaciones del Perú, constituye un honor especial para cualquier ciudadano de bien de nuestro país; honor que se acrecienta, cuando quien hace uso de la palabra es un integrante de esta amada Institución; por ello, expreso mi gratitud al conjunto de organizaciones que se han cohesionado para la ocasión y han tenido la amabilidad de concederme tal elevado privilegio.

La historia registra, que un 15 de setiembre de 1948, cuando se desempeñaba como Ministro de Gobierno y Policía Don Julio césar Villegas Cerro y era Presidente Constitucional de la República, el Dr. José Luis Bustamante y Rivero, se legisló otorgándose autonomía e independencia funcional al Cuerpo de Investigación y Vigilancia (CIVI), con dependencia directa del Ministro de Gobierno y Policía y que al año siguiente (1949) ya con el gobierno del Presidente Manuel A. Odría Amoretti, es elevada a la categoría de Dirección General, lo que permitió una evolución vertiginosa en su estructura orgánica, arribando a constituirse a la postre en la Institución líder en inteligencia e investigación en el ámbito de la América del Sur, con el nombre de Policía de Investigaciones del Perú (PIP), denominación formalizada un 03 de junio de 1960.

Teniendo presente el contexto social en el que se produjeron estos cambios orgánicos; es menester remarcar la visión futurista de Don Julio Villegas Cerro que sin lugar a dudas, fue privilegiada; y decimos privilegiada, por que a fines de la década de los 40 del siglo próximo pasado, el país vivía ya las consecuencias de un crecimiento demográfico cada vez más complicado que trajo consigo conflictos sociales que se venían agudizando, de manera tal que las Fuerzas del Orden, responsables del trabajo preventivo, venían siendo rebasadas y no tenían capacidad para responder a las nuevas modalidades de la delincuencia común y al surgimiento del crimen organizado.

El fenómeno social de ese entonces, era de por sí complicado y su proyección en el futuro, tenía ribetes alarmantes; esta conyuntura hacía necesaria la implementación y desarrollo de acuerdo a los nuevos retos o demandas, de una Institución (que debía y tenía que ser autónooma), con pleno conocimiento de la legislación penal y procesal penal, que se encuentre adecuadamente implementada con el empleo de la ciencia y la tecnología, que no actúe rutinariamente y por el contrario emplee de manera especializada los procedimientos de la investigación científica, para constituirse en el soporte elemental para una correcta administración de justicia.

El tiempo le daría la razón a Don Julio Villegas Cerro y al Dr. José Luis Bustamante y Rivero, pues la PIP implementó planificada y organizadamente las Divisiones de Laboratorio Central y de Identificación Policial (que posteriormente se incorporaron a lo que hoy es la dirección de Criminalística); con visión futurista descentralizada se especializaron las Unidades de Investigación de Delitos Contra la Vida, el Cuerpo y la Salud, de Delitos Contra el Patrimonio, Delitos Contra la Libertad, de Estafas y otras Defraudaciones, de Búsqueda de Personas Desaparecidas, de Defensa del Patrimonio Fiscal, de los Delitos Contra el Orden Económico, Contra la Salud Pública, Contra el TID, Contra la Seguridad del Estado, Contra el Terrorismo, etc. Unidades que realizaban sus operaciones policiales, con marcado éxito, como lo evidencian los hechos históricos, cuando con el concurso de la inteligencia y de técnica de investigación superiores, se derrota a las organizaciones terroristas (OOTT) MRTA y SL y, como se evidencia en el día a día, cuando vencida la capacidad preventiva de las Fuerzas del Orden (FFOO), las Unidades de Investigaciones capturan permanente y constantemente a los integrantes del crímen organizado.

En este orden de acontecimientos positivos, la PIP se incorporó al Sistema de la Oficina Internacional de la Policía Criminal (INTERPOL) y lideró un aspecto importante de la transformación social, propiciando la participación de la mujer en el campo de la investigación, (con ello se organizaba que el interrogatorio de las mujeres investigadas se realice con estricto apego a las formalidades del debido proceso, se propiciaba que participen en las acciones de inteligencia y se desempeñen protegiendo a los menores), ingresando la primera promoción femenina a las filas de la Institución, un 02 de mayo de 1956 (logro que tiene ribetes extraordinarios de iniciativa y evolución positiva, pues la PIP propició esta participación, antes que los demás países de toda la América - incluyendo los propios EEUU de NA).

Esta evolución positiva, no sólo se dio en mérito a decisiones políticas acertadas; una parte vital para alcanzar la eficiencia corresponde a los propios detectives, si, a los integrantes de la PIP (que están aqui presentes), quienes imbuídos de la mística de servicio a favor de la sociedad y concientes de que la grandeza de su Institución implicaría necesariamente la posibilidad de brindar mejor servicio para los connacionales; tuvieron gestos de desprendimiento extraordinarios y que nunca fueron siquiera mencionados honoríficamente por los gobernantes de turno; podemos resaltar por ejemplo, como a costa de su propio patrimonio y con gestiones especiales, lograron construir lo que hoy es el local de la AV Aramburú 550, en estas instalaciones funcionan actualmente la Dirección de Criminalística, la Policía del Ministerio Público, la Inspectoría General y los Tribunales Administrativos; ahi están las instalaciones del ex-Fundo Barbadillo (donde funciona hoy la DIROES), está nuestro edificio de la Central Operativa de Investigación Criminal "ALCIDES VIGO HURTADO", que alberga a todas las Unidades Especializadas de lucha contra el crimen organizado, a la Dirección de Seguridad del Estado y a la DIRCOTE; ahi están las diversas edificaciones a nivel nacional que albergaban a las Unidades PIP y que no le costaron un solo sol al Erario Nacional, sino a la decidida participación de los detectives que unidos con la ciudadanía, con actividades diversas, lograron este concurso patrimonial, que hoy beneficia a la PNP y al Perú entero.

Cabe preguntar entonces; ¿Qué pasó?, ¿Porqué una Institución tan eficiente, tuvo que ser fusionada con otras? La respuesta es simple: Este crecimiento positivo, que llegó a dimensiones impresionantes, gracias a directores como Javier Campos Montoya, Julio Esquivel Trigoso, Hércules Marthans Garro, entre otros y a los detectives de ayer, hoy y siempre; propiciaba intervenciones policiales que en ocasiones confluían en simultáneo con otras instituciones; en verdad, ambas deseaban obtener logros a favor del pueblo peruano y, como consecuencia de ese celo funcional, se produjeron ocasionalmente, situaciones no deseadas, de supuestos enfrentamientos, que la prensa publicitaba con titulares mayúsculos.

La solución del problema era muy sencilla, considerando que se trataba de instituciones que regían sus vidas con un soporte disciplinario, era posible "disponer" medidas correctivas definitivas, delimitando adecuadamente sus funciones.

No obstante, el estamento político oportunista, procurando mejorar su imagen que en ese momento se encontraba disminuida, en un afán netamente "populachero"; sin observar criterio técnico alguno, sin planificación, sin medir los pros y los contra; dispuso "de facto", la unificación de las tres FFPP, creando la actual Policía Nacional, incorporando con intereses subalternos a 15,000 trabajadores del programa conocido como PAIT, que, no habían sido seleccionados, no habían recibido preparación alguna y por el solo hecho de tener una afinidad con la organización política que obstentaba el poder en ese momento, se incorporaban a las filas policiales con el riesgo consiguiente.
Producida esta integración; la sociedad en general, el estamento político y los propios integrantes de la nueva Policía Nacional del Perú, esperábamos; pensando proactivamente o deseábamos, pensando en la patria a la que nos debemos; que los servicios que brinda la Policía a favor de la colectividad, podrían verse potenciados y que orgánicamente la Institución podría fortalecerse. Lamentablemente, nada de ello ha sucedido.

Al observar analíticamente, la fenomenología social, nos encontramos que en la actualidad, la PIP se encuentra disminuída cuantitativa y cualitativamente.

Cuantitavamente, por que a fines de la década de los 80, al producirse la integración, sumados los integrantes de los tres Institutos, contábamos con más de 120,000 efectivos (no 135,000 como algunos señalan, por que no es posible considerar a quienes ingresaron sin ser Policías, sólo para satisfacer apetencias políticas conyunturales), (120,000), con los que confrontabamos la demanda de servicios de aproximadamente 20 millones de personas. Hoy, transcurridos más de 20 años, la PNP sólo cuenta con 100,000 efectivos aproximadamente; es decir 20,000 Policías menos, para confrontar las necesidades de 30 millones de peruanos, que en suma son diez millones más de los que en ese tiempo habitaban nuestra patria.

En el aspecto cualitativo el retroceso es mayor, se ha descuidado el manejo referido a las especialidades; mientras que en el mundo entero, gracias a la globalización y a los avances de la ciencia y la tecnología, la eficiencia es más palpable; en nuestra Policía tenemos menos especialistas en lo concerniente a seguridad y prevención y lamentablemente también acontece ello en lo que respecta a ala investigación criminal y como consecuencia lógica, la eficiencia se encuentra cada vez más lejana y su efecto negativo, lo percibe la sociedad, que se siente totalmente insegura.

Todo aquello que era sinónimo de orgullo de nuestra querida PIP, hoy se encuentra circunscrita a la actuación centralizada en la capital de la República, de la DIRINCRI, DIRCOTE, DIRCRI y DIRPOLFIS, pero, en el nivel de las demás regiones estas potencialidades se encuentran limitadas y su falencia ocasionalmente se suple mediante comisiones que deben viajar desde Lima cuando los hechos son de connotación o cuando los conflictos se agudizan; esta respuesta no es suficiente, es una solución conyuntural; consecuentemente se hace necesario superarlas con una correcta planificación que debe darse con adecuada formación, buena capacitación y mejor especialización.

Estamos perdiendo progresiva y aceleradamente la especialización, el descuido es evidente desde la etapa de formación; pues si en el pasado preparábamos oficiales y suboficiales con optimo nivel de eficiencia, en las tres escuelas antaño existentes (escuelas de donde egresamos todos los aquí presentes); cabe preguntarse ¿En qué niveles estarán formándose los futuros Detectives? ¿Se cuenta con instructuros idóneos? ¿Cómo funcionan las más de 20 escuelas implementadas sin planificación, sin infraestructura y sin presupuesto adecuado? ¿Serán idóneas y conocerán las modernas técnicas del trabajo Policial y de la investigación científica? Y podríamos seguir haciéndonos preguntas que de seguro encontrarán respuestas no necesariamente satisfactorias.

Algo similar acontece con nuestra capacidad de confrontar las demandas del servicio operativo, no nos hemos proyectado prospectivamente, no hemos adecuado nuestra organización a los retos que la sociedad impone en el siglo XXI; por ejemplo, en la actualiodad todas las instituciones tienden a fortalecerse con ciencia y tecnología y con este argumento, el Ministerio Público viene inaugurando sendos laboratorios a nivel nacional, supuestamente para fortalecer los procedimientos en la etapa de investigación, ignorando o restándole crédito al Sistema Criminalístico Policial ya existente y que lamentablemente no fue ni es potenciado como lo exige la modernidad y la puesta en vigencia del nuevo código procesal penal; un país con limitados recursos financieros como el Perú, no puede darse el lujo de propiciar irresponsablemente un doble gasto al Erario Nacional.

La puesta en vigencia del nuevo código procesal (que, es sin lugar a dudas, una norma ideal), implica, que se le implemente de una manera planificada y adecuada; que es viable, sí, y sólo sí, se materializa con una inversión acorde y elemental para potenciar los tres niveles de la administración de justicia; es decir, el Poder Judicial, el Ministerio Público y obviamente a la Policía Nacional, especialmente a quienes realizan investigaciones; somos testigos que en todos los lugares donde se ha puesto en vigencia está norma, sin haberse realizado una inversión aparente en infraestructura, en equipamiento y en capacitación, el resultado es sencillamente el fracazo, el resultado lo siente la ciudadanía al ver que la delincuencia organizada y la delincuencia común, cada día se fortalecen y actúan con mayor impunidad, creando situaciones de inseguridad que son alarmantes.

Los niveles de inseguridad tienden agudizarse más, si descuidamos el trabajo de inteligencia, de prevención e investigación referido al fenómeno terrorista y al narcotráfico; con mucho sacrificio, hemos derrotado policialmente, a las dos OOTT antaño existentes en el país, guerra en la que tuvo papel preponderante el Policía procedente de las canteras de nuestra querida PIP; pero, en los aspectos referidos a las llamadas guerra de "masas", de "organización", "ideológica", de "estratagemas" y la propia "guerra política" el enemigo todavía existe y con proyecciones de un fortalecimiento mayor; mientras que el Estado Peruano ha estado bajando la guardia peligrosamente; los cabecillas terroristas, vienen aprovechando al máximo las contradicciones que se dan en la realidad, explotando, agudizando y azuzando planificadamente esa conflictividad social; si a ello, le agregamos, la intención desestabilizadora que persiguen, el debilitamiento del sistema democrático, la internacionalización de la actividad terrorista a través de órganos de fachada y la siombiosis con el narcotráfico en la que hoy convivien; el problema es crítico y quienes tenemos la experiencia que la vida profesional nos ha dado, tenemos también la obligación de advertir de este tipo de peligros, de manera oportuna y fundada.

Veamos acuciosamente, la percepción mundial de lo que acaba de sentirse en esta última semana de setiembre; mientras en los EEUU de NA, el propio presidente de la república encabezaba las actividades conmemorando el terrible acontecimiento del 11 de setiembre del 2001, generado por el accionar vesánico del terrorismo islámico; en el Perú, el 12 de setiembre, sólo un grupo de Detectives, recordamos con beneplácito que la PIP en 1992 propició la caída de la cúpula sangrienta de Sendero Luminoso, luego de más de doce años de actuación destructiva, de muerte, caos y terror; la reflexión y acciones son disímiles, mientras que en el norte tienen presente el desastre y se preocupan inviertiendo sostenidamente en materia de seguridad; en nuestro país, se viene descuidando el trabajo de inteligencia e investigaciones e incluso se ha dejado de reconocer la gesta heroica de los Detectives de la DIRCOTE.

A la luz de estos acontecimientos y considerando además que los aspectos sociales son eminentemente dinámicos; que la realidad de 1948 es totalmente diferente a la realidad de 1985 y que esta a su vez difiere del 2011 y su proyección futura; se hace imperativo, evaluar, como sucede en otras latitudes, la posibilidad de independizar la función de investigaciones; hoy, tal vez más que antes, porque; con el surgimiento de los cuerpos de Serenazgo, con el planteamiento de municipalizar la función básica, cuando los gobiernos locales y los gobiernos regionales vienen potenciándose y de seguro pronto plantearán la necesidad de contar con sus propias fuerzas policiales; se hace indispensable, que exista una institución que pueda tener facultades para intervenir a nivel nacional, más alla de las regiones o macroregiones, como acontece con el FBI en los EEUU de NA, o la PICH en Chile o la DISIP o Policía Especializada en Venezuela o las Policías Federales del Brasil o Argentina. Me permito señalar respetuosamente, que, en el Ministerio del Interior, en la PCM y en los estamentos de planeamiento estratégico, debe considerarse muy seriamente esta posibilidad para el corto o mediano plazo.

Frente a esta realidad, en esta oportunidad en que celebramos el LXIII Aniversario de la Policía de Investigaciones del Perú, estoy convencido que la ADOGEN PIP, la AOPIP y todas las instituciones integradas por Detectives, se encuentran dispuestas aportar sus experiencias para procurar alcanzar mejores objetivos que puedan diseñarse a favor de nuestra sociedad, velando por todos los aspectos relacionados con la especialidad de la investigación científica, tecnológica y legal.

Las transformaciones en la mayoría de las veces, tiene detractores, pero si se actúa con buena intención, procurando el bienestar general, esos temores deben ser dejados de lado; por el contrario, debe tenerse siempre presente lo que pasa en la vida de los Militares y Policías; la situación de actividad es pasajera, el gobierno y el poder político también tienen esa característica, en tal virtud, mientras se ejerza la función de autoridad y las facultades que el pueblo otorga, se debe observar una conducta honesta, decorosa y beneficiosa para el país y nuestros connacionales.

Independientemente de las circunstancias mencionadas; Detectives del Perú, de hoy y de siempre, reconfortados por el martirólogo ejemplar de ALCIDES VIGO HURTADO, de FÉLIX TELLO ROJAS, de JOSÉ ÁNGEL PENZA VENTOCILLA, de SOFÍA CUSTODIO MITA y muchos otros que ofrendaron sus vidas; considerando además, que todos y cada uno de los que están aquí presentes, hemos brindado lo mejor de nuestras potencialidades procurando el bienestar del pueblo peruano; participemos con emoción y alegría en estas celebraciones, alimentados por la inmensa satisfacción de poder ver a nuestros semejantes, realizar una vida en sociedad, con paz y orden, sabiendo que, nosotros, contribuimos en gran parte a brindarles ese bienestar.

Por todo esto, permítanme decir con "HONOR Y LEALTAD", ¡VIVA LA POLICÍA DE INVESTIGACIONES DEL PERÚ! ¡VIVA EL PERÚ!

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