martes, 10 de diciembre de 2013

LÍNEA DE MIRA DIC 2013

Réquiem para un Grande (1)
¡Las lágrimas no tienen color!
Coronel PNP (r) Juan Gerardo Alva Sánchez


Hace pocos días, el pasado 5 de diciembre del presente año, las agencias de noticias internacionales daban a conocer al mundo, el sensible fallecimiento de uno de los líderes más representativos de  la  humanidad  en  el  siglo  XX,  Nelson   Rolihlahla
Mandela, considerado como símbolo de la lucha por la libertad, la igualdad y la reconciliación de los seres humanos. 
En efecto, el primer presidente negro de Sudáfrica y premio nobel de la paz en 1994, ha muerto a los 95 años de edad; su deceso ha conmovido al mundo, conforme así lo anunciaron las agencias noticiosas, por lo que significó la vida de Mandela, para la humanidad; ejemplo de integridad en  principios y valores; convicción y fe en sus ideales, lealtad con la causa de su pueblo, entrega y perseverancia en la lucha, capacidad de perdón.  

Abogado de profesión, conforme a sus datos biográficos, Nelson Mandela, nació el 18 de julio de 1918, en Mvezo, un pueblo de 300 habitantes, ubicado en Transkei, hoy provincia de Eastern Cape; desde muy joven se comprometió con la causa de la libertad y  con los movimientos para la lucha contra los abusos y la dominación por años, de una minoría de blancos contra una población mayoritariamente negra, régimen que desde el poder conculcaba los más elementales derechos y la dignidad de las personas. Fundó la Liga de la Juventud del Congreso Nacional Africano (ANC, el principal partido opositor del país), junto a otros históricos dirigentes.

Madiba, nombre con el que se le conoció cariñosamente en su país de origen, fue un luchador tenaz contra el apartheid, régimen o sistema de  segregación racial  imperante en Sudáfrica, que a partir de 1948 se instauró en aquel país y que años más tarde fuera calificado por los organismos internacionales como crimen de lesa humanidad. Bajo esta modalidad de gobierno, se promovió y mantuvo la separación de los hombres por razones del color de la piel, de raza; segregación en distintos grupos raciales para el quehacer natural de la vida diaria; en el uso obligatorio de instituciones diferentes para los blancos y para los negros, colegios, restaurantes, cines, contratos, adquisiciones, etc., diferencias establecidas o dictadas por ley o impuestas por normas sociales. 

Abanderado de una causa justa y honesta, sufrió injurias, calumnias, difamaciones, acusaciones, persecuciones, encierros y agresiones por el poder de turno, ante la  indiferencia, impasividad, temor y cobardía de quienes no se atrevían a nada; en 1964, junto a otros de sus seguidores, fue condenado a cadena perpetua y confinado por más de veintisiete años,  en  la  prisión de Rhode Island, aislado, impotente ante una realidad en la cual millones de negros compatriotas se enfrentaban cada día al oprobio, al abuso, la pobreza y la discriminación; años más tarde, en 1990, sería liberado gracias a la presión de la comunidad internacional.

En muchas de sus expresiones se ha reflejado la nobleza y convicción de sus ideales: (…)"he luchado contra la dominación blanca y también he luchado contra la discriminación negra. Siempre he defendido los ideales de la democracia y sociedades libres en donde todas las personas puedan vivir en armonía y con igualdad de oportunidades. Por esas ideas lucharé toda mi vida y si ello amerita que muera, también estoy preparado"; pronunciadas ante un Tribunal encargado de su juzgamiento.

El mundo llora la muerte de tan importante líder negro y en el dolor y la congoja que su deceso genera, las lágrimas del mundo no tienen color; alguna vez alguien dijo: “las lágrimas no tienen color porque son expresiones del alma”; creemos que esto es así, porque cuando brotan sentidas y dolientes, nos aproximan hacia Dios, más aún cuando se trata de personajes que como Mandela, encarnan los ideales más elevados al que puede aspirar un hombre, como los hay pocos, y son aquellos que han sacrificado la realización de sus propios sueños por hacer realidad los sueños de la humanidad. Nelson Mandela, era así, de esos pocos hombres que trascienden lo material; sus ideales, su causa, no tienen color por la misma razón que no los tienen las virtudes, la moral, los valores o los derechos humanos, ellos son límpidos, cristalinos y diáfanos como el alma,  porque como ella, provienen de Dios y retornan a Él.

El ejemplo de Nelson Mandela, en su lucha por la reivindicación de las libertades, principios, valores y derechos conculcados, debe ser imperecedero y motivador, servirnos de acicate contra otras formas disfrazadas del apartheid (2), contra las nuevas modalidades de injusticia y de exclusión social que aún  se manifiestan en el mundo contemporáneo; allí están, en nuestro país,  las reivindicaciones salariales de la Fuerza Armada y Policía Nacional, allí están los derechos pensionarios de aquellos hombres con uniforme o sin él, cuyo clamor y sed de justicia hasta hoy no son escuchados ni atendidos; peticiones de aquellos que lo dieron todo para la sostenibilidad de una democracia, de un Estado de derecho, de un país en libertad y que no pueden ver compensados sus esfuerzos. Es posible que la lucha sea larga, intensa y agotadora pero a la vez también lo es indesmayable y llena de esperanzas. En algún momento tendrá que surgir ese líder, ese presidente, ese hombre cuyo ideal de justicia resuelva de una vez y para siempre tan injusta situación. Apoyemos a las organizaciones representativas y a los hombres que corporativa o individualmente continuamos en la brega contra esta nueva forma de apartheid.

Con esta breve reseña, queremos sumarnos al postrer homenaje que la humanidad tributa a tan significativo y trascendente ser humano, y compartir con quienes nos lean, el respeto reconocimiento y admiración a su labor. 
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(1) Línea de Mira.- DIC 2013.
((2) En su significado de “separación” (del afrikáans), lengua germánica derivada del holandés).-Segregar, apartar, separar a alguien de algo o una cosa de otra.

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