sábado, 23 de noviembre de 2013

LINEA DE MIRA - NOVIEMBRE 2013


No, señor presidente: (1)
Coronel PNP (r)  Juan G. Alva Sánchez

A raíz de la denuncia periodística en la que se pone al descubierto la ejecución de un fuerte y bien implementado dispositivo de seguridad policial, poco usual, irregular e indebido, por parte del Estado, en Santiago de Surco, para el domicilio de un particular, más aún, tratándose de un sentenciado a prisión suspendida, como lo es el caso de Oscar López Meneses, conocido como el “operador” de Vladimiro Montesinos, el ambiente político se ha visto convulsionado, colocando al gobierno del presidente Humala, en una situación delicada, calificada por algunos, como la crisis política más compleja en lo que va de su régimen, al atribuírsele responsabilidad directa en esta indebida protección policial y, en todo caso, a la presencia de un poder paralelo, entre las sombras, manejado por su asesor  en seguridad y defensa, Coronel EP ® Adrián Villafuerte Macha, y un entorno afín a Montesinos.

Luego de las declaraciones emitidas por el mismo Adrián Villafuerte, negando su participación en tal hecho; del Ministro del Interior, reconociendo su responsabilidad política a la vez de negar toda participación del gobierno; de las declaraciones del presidente del Comando Conjunto, del ex director de la Policía Nacional y de algunos mandos de la institución; el Presidente de la República, en entrevista concedida a un medio de prensa local, el pasado 18 de noviembre del año en curso, a casi una semana del escándalo, ha tratado de minimizar o reducir el problema a un tema de corrupción policial, haciendo un natural y lógico deslinde con el gobierno.

Es decir, una vez más se cuestiona y se pone en tela de juicio a la institución policial, nada menos que por el propio presidente de la república y por algunas otras autoridades del gobierno central y del Congreso de la República, que sin mayor fundamento de causa se la agravia refiriéndose a ella en términos de corrupción, que si bien se alude a determinados elementos, tales adjetivos alcanzan y afectan de manera general, la dignidad, prestigio y autoridad moral de la institución policial, valores que al interior de la misma constituyen su esencia, identidad que se proyecta a la gran mayoría de sus integrantes, hombres y mujeres, en sus diferentes jerarquías y cargos que desempeñan y a los que hemos pertenecido a ella, términos agraviantes que no compartimos y que todos en actividad o retiro debemos rechazar de manera rotunda.

La Policía Nacional no niega que al interior de sus cuadros existan malos elementos, enquistados o infiltrados entre los buenos y ejemplares agentes de la Ley, que sí los hay y constituyen su inmensa mayoría; reconoce que se presentan actos de corrupción, como los hay en toda organización o grupo humanos, sin que ello signifique justificación alguna; la institución admite tal deficiencia, nunca la ha negado, pero a la vez, también se esfuerza y se empeña en erradicarla y superarla,  en una lucha constante y frontal, pese a las limitaciones y dificultades que tiene que superar,  especialmente aquellas relacionadas con la ingratitud y la incomprensión de la población y del mismo gobierno, así como las bajas y exiguas remuneraciones, no atendidas en la medida de sus expectativas;  por ello no se la puede tratar con desdén o inusitada ligereza.

Para no caer en error respecto a las tantas veces utilizado el término de corrupción para referirse a la Policía Nacional, transcribimos un extracto de las declaraciones del presidente a la prensa nacional, que como es natural tienen que haber rebotado en el ámbito internacional:

(…) “para conocimiento del ama de casa y de las familias” (…); refiriéndose al auditorio o blanco objetivo al cual se dirige.

(…) “Se ha escuchado mucho en estos días, todo el mundo opina, todo el mundo esboza teorías y sobre un tema objetivo se ha creado toda una serie de novelas, una serie de afirmaciones que no tiene mayor base, pero todo esto genera un ambiente de sospecha, sospechamos de todo el mundo y elaboramos una serie de teorías” (…); haciendo alusión a la reacción de la opinión pública y de la población en general.

(…) “hay una actividad de corrupción en la Policía Nacional del Perú, hecha por algunos malos elementos que estamos tratando de identificarlos, que trafican con el servicio de resguardo policial” (…); haciendo mención al hecho concreto del dispositivo de seguridad implementado.

(…) “Adrián Villafuerte, no tiene ninguna relación con estas prácticas corruptas, se decidió y él también decidió apartarse del gobierno porque él no quiere prestar su nombre, su trabajo, como un instrumento para que le hagan daño al gobierno y también le hacen daño a él”(…); refiriéndose a su ex asesor y negando su presunta participación en el caso.
(…) “estamos luchando contra prácticas corruptas donde muchas veces algunos malos elementos de policías tenían los medios, unidades vehiculares, etc., y una parte de estos medios los asignan conforme a norma y se guardan otra parte como una caja chica para poder asignar vehículos a determinadas personas que puedan pues de alguna manera darles alguna retribución por este servicio, es lo que tenemos hoy día, que estamos chequeando desde cuando vienen estas cosas porque al parecer no vienen de hace dos años sino que viene a ser una mala práctica que se ha venido dando” (…);



(…) “Lo que ha habido en concreto es una actividad irregular producto de corrupción de personas al interior de la Policía, que prestaban servicios de resguardo policial a personas que no estaban dentro de las normas. Y eso se ha venido dando y hoy día estamos haciendo una revisión total para poder corregir y sancionar a todos los que tengan que ser sancionados” (…)

(…) “Estamos investigando y estamos trabajando sobre una práctica irregular y corrupta de prestación de servicios policiales de resguardo, que encontramos en este escenario a un traficante de influencias que consigue por, quien sabe qué favores, que le pongan vehículos de seguridad en su casa” (…);

En otro momento de la entrevista, el presidente se pregunta y a la vez se contesta: “¿Cuál es el tema?... El tema es que haya una práctica corrupta que permite que vehículos de unidades como el SUAT, escuadrón verde y otras unidades más estén plantados todo el día pagados por los contribuyentes dando seguridad a gente que no la merece, bueno que se investigue eso, pero de ahí a decir que acá hay una corrupción generalizada, eso es otra cosa” (…);

(…) “En el caso del Comando Conjunto, y en el caso particular del Jefe del Comando Conjunto,     él ha rechazado públicamente que está involucrado, y yo no tengo por qué dudar de eso, pero lo que no puedo permitir es que haya un enfrentamiento entre el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú porque son dos instituciones que van unidas” (…);

(…) “Yo lo que veo es un tema objetivo. Hay un tema objetivo que son prácticas irregulares, corruptas y que se relacionan con un traficante de influencias” (…);

(…) “Quién no comete errores, estamos avanzando y en el avanzar se cometen errores, pero de ahí a salir a decir volver al pasado, nosotros no tenemos que volver al pasado. El pasado que nos sirva de lección para no repetirlo” (…);

(…) “por un tema de corrupción de policías quieren hacernos creer que todo el Perú está perdido, el Perú está bien, a nuestros hijos hay que darle un futuro mejor y es esa la lucha que debemos tener todos” (…);

No señor presidente, respetamos su alta investidura y la opinión que le merece este insólito caso, pero no creemos que se trate de una novela para las amas de casa, menos para las familias y que, bajo ese argumento, se maltrate a la Policía Nacional, institución sumamente importante y valiosa para garantizar el orden interno, la estabilidad de la democracia, la pervivencia del Estado y la de su gobierno; la mayoría de peruanos estamos asombrados, nos hemos quedado insatisfechos con tan simple razonamiento y poco o casi nada convencidos con tan frágil explicación. 

Consideramos que la naturaleza del indebido dispositivo de seguridad para una persona civil que, aparentemente no desempeña ninguna función pública oficial, abierta o encubierta, y que por lo demás ha estado vinculada a los actos de  espionaje y corrupción implementados por el ex asesor Vladimiro Montesinos, no se reduce a un simple hecho objetivo ni se limita a un acto de corrupción policial atribuible a ciertos mandos de la institución; creemos que existe presunción fundada de que en el hecho en cuestión, también estarían comprometidos otros niveles del poder en el aparato estatal, lo cual hace necesario esclarecer a través de una investigación imparcial.

¿Por qué no creer en las declaraciones de los Oficiales Generales de la policía, en el sentido de que su accionar responde al acatamiento de una orden proveniente del más alto nivel?; ¿acaso no es posible pensar, en el mejor de los casos, de una marcada negligencia de aquellos mandos por no sujetarse a los protocolos establecidos para la ejecución de servicios de singular envergadura, sin descartar por cierto la posible corrupción en su accionar?; ¿tan desprevenidos, poco alertas o incompetentes se han mostrado los agentes y órganos de inteligencia nacional, militar y policial, de no percatarse, informarse e informar a Ud., sobre el objetivo y misión de tan notorio  despliegue policial?; ¿es acaso la participación del serenazgo de la Municipalidad de Santiago de Surco, parte de la corrupción policial que usted señala?, ¿a qué se debe el lamentables intercambio de adjetivos ofensivos entre dos altos mandos, uno militar y otro policial, éste último,  en retiro?. 

No señor presidente, la Policía Nacional no puede seguir siendo utilizada como “chivo expiatorio” de las acciones desacertadas de quienes dirigen o asesoran la Política Nacional, concretamente en lo que a orden interno se refiere; tales acciones y sus consecuencias no pueden justificarse de manera tan simple y sin mayor fundamento; tienen que ser asumidas por quienes así las ordenan o disponen, responsables de las mismas; la opinión pública y la salud de la democracia necesita, exige y merece respuestas más claras, más sinceras, con mayores fundamentos y a la vez, con la necesaria obligación de salvaguardar el honor y el buen nombre de la Policía Nacional, tan mellado como resultado de los hechos ya conocidos y de la falta de prudencia en sus expresiones ante la prensa nacional. La institución policial exige una explicación y merece un desagravio. ¡A la Policía se le respeta!

No señor presidente, en las amas de casa, en las familias y, entre ellas la familia policial, a quienes ha dirigido su mensaje, al igual que en la opinión pública en general, persisten aún las interrogantes que no han sido debidamente aclaradas y por tanto, pendientes de respuestas: ¿Qué se protegía o trataba de ocultar  con tan importante despliegue policial?, ¿De dónde o de quién provino la orden?; ¿Qué nivel de participación ha tenido el Comando Conjunto de la FA?; seguiremos esperando. Esta es nuestra opinión, nuestro punto de vista.

(1) Línea de Mira.- Ed. noviembre 2013

COMENTARIOS:
Hola Juan
Has hecho un buen análisis y creo que estás dejando algo en el tintero que al parecer no lo quieres soltar ahora. Tus razones tendrás, pero te felicito por la exposición.
Marcelo 

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