HOMENAJE A LA POLICÍA DE
INVESTIGACIONES DEL PERÚ (PIP) EN SU SEXAGÉSIMO OCTAVO ANIVERSARIO
INSTITUCIONAL (1948 -2016), OFRECIDO POR LA ASOCIACIÓN DE CAPITANES DE NAVÍO,
CORONELES DE LAS FUERZAS ARMADAS Y POLICÍA NACIONAL (ASCOREFA) - DISCURSO
DE ORDEN A CARGO DEL CRNL PNP JUAN G. ALVA SÁNCHEZ.
Fecha: 14 SETIEMBRE 2016
Sr. Coronel EP Presidente de la
Asociación de Capitanes de Navío, Coroneles de las FF AA y de la Policía
Nacional (ASCOREFA)
Srs. Oficiales Generales representantes
de los Señores Comandantes Generales de las FF AA y del Director General de la
PNP.
Srs. Oficiales Superiores de las FF AA,
de la PNP y personas civiles invitadas.
Srs. Asociados
Distinguida concurrencia
Una vez más la Asociación de Capitanes de Navío y Coroneles de las Fuerzas
Armadas y Policía Nacional del Perú, se reúne para tributar justo homenaje a
una de las instituciones importantes del Estado, en lo que a lucha y combate
contra la delincuencia común y organizada se refiere, imprescindible para el
desarrollo y la seguridad integral de la nación, en constante y necesaria
interacción y coordinación con otras igualmente importantes entidades de
nuestra patria, me refiero a la que en su momento fue la Policía de Investigaciones del Perú,
reconocida tanto en el país como en el extranjero, por sus siglas
institucionales: PIP, las que permitieron a lo largo del tiempo, identificar a
sus miembros bajo tal denominación, muchos de los cuales conforman esta
prestigiosa Asociación,
El marco de solemnidad que vuestra presencia otorga a tan significativa
ceremonia, emociona a los detectives presentes, como también a los ausentes y,
a la vez que nos honra, compromete nuestro reconocimiento con cada uno de
ustedes al igual que con las respetables instituciones de las Fuerzas Armadas y
Policía Nacional, aquí representadas; con tal motivo, permítaseme expresar a
usted señor Presidente y a su Consejo Directivo, mi agradecimiento por
concederme el privilegio y el honor de dirigir en esta ocasión el Discurso de
Orden ante tan distinguido auditorio y expresar al mismo tiempo a mis colegas
institucionales los sentimientos de consideración y respeto por la confianza
depositada en mí persona para tal propósito, gesto que agradezco y valoro.
El homenaje que hoy tributamos a la ex Policía de Investigaciones del
Perú, no es sólo una importante remembranza a nuestra querida institución,
representa a la vez, significativo y sentido tributo para aquellos entrañables
detectives, compañeros de armas, que por esos inexplicables designios del
destino cayeron abatidos en el cumplimiento de su deber; sacrificio y respeto a
su memoria que la sociedad jamás debe olvidar.
Tal distinción y reconocimiento, lo es también para aquellos hombres y
mujeres detectives que en un determinado momento de sus jóvenes vidas,
sintiendo el llamado de su vocación, del compromiso con la verdad y con la
justicia, del honor y de la lealtad para con la patria y la sociedad,
decidieron dedicar y entregar sin limitaciones el don más preciado que todo ser
humano tiene como derecho inalienable, su vida, a una causa justa orientada a combatir el crimen en sus
más diversas modalidades, incorporándose a sus filas, sirviendo en sus
diferentes reparticiones, sabiendo de los sinsabores, dificultades y riesgos
que la carrera en sí misma conlleva y que, a la par de combatir el crimen, su
decisión llevaba implícita la lucha contra la impunidad, circunstancia aquella
por la que un delito o un delincuente no recibe la sanción o pena que merece,
sea por desidia, falta de cuidado, irresponsabilidad o apatía del pesquisa;
también debido a la corrupción política como a frágiles y vulnerables sistemas
de administración de justicia o por esa suerte de incapacidad del Estado para
proveer a la población de una justicia material que frene de manera eficaz y sancione
conforme a ley, aquellas trasgresiones del orden social que tanto daño hacen a
la comunidad; ausencia de castigo que por lo demás, niega el derecho de las
víctimas a ser reparadas y reivindicadas por la ofensa pública sufrida.
Impunidad que, contrariamente, cuando se trata de militares y policías,
en actividad y en retiro, se convierte paradójicamente en “diligente” y
permanente actitud de acecho y de persecución, opuesta al sentido común y a la
opinión generalizada, admitiendo y procesando denuncias sin mayor fundamento
que se convierten luego en interminables juicios para aquellos hombres de
uniforme, que enfrentando al delito más cruel, violento y sanguinario, el terrorismo, supieron derrotarlo y
vencerlo dando todo de sí en defensa de la paz, del orden interno, de la
democracia y del Estado de derecho; situación jurídica por la cual todos
clamamos y luchamos pero que sin embargo, al amparo de ese mismo Estado, de la
paz recuperada y restituida con sacrificio, sangre, dolor y lágrimas, hoy se les
persigue de manera implacable, año tras año, tratando de encontrar una razón
para el castigo, a pesar que el tiempo ha demostrado que tal razón no existe o
no se justifica y que tan sólo quedan los estragos y consecuencias de un hecho
doloroso para todos los peruanos; ello, al margen de la arbitrariedad que
significa la discriminación y vulneración de los derechos remunerativos y
pensionarios del personal en retiro y de la familia militar policial en su
conjunto; despojo que nos afecta a todos por igual y ante el cual no podemos
quedarnos callados o ser indiferentes.
Sea ésta pues, una oportunidad para recordar y refrescar algunos
aspectos de nuestra historia institucional, asociada a nuestros mártires y a
todos los detectives, muchos en situación de retiro y otros, quizás muy pocos,
aún en actividad, quienes alguna vez conformamos aquel contingente
de detectives egresados de las canteras de nuestra Escuela Nacional de
Investigación Policial (ENIP), más adelante, Centro de Instrucción de la Policía
de Investigaciones del Perú (CINPIP); forjadores de una identidad institucional
plena de mística profesional, con principios y valores ético – morales,
aprendiendo y generando conocimiento y doctrina en el difícil campo de la
investigación criminal, reafirmando el sentido de nuestra vocación, de lealtad
y honestidad con la profesión; de la solidaridad y la comprensión con el
prójimo; entendiendo el significado de la verdadera camaradería, del espíritu
de cuerpo, pero sobre todo de la disciplina, necesaria para mantener el orden y
la subordinación en una organización que se estructura de manera vertical para
el cumplimiento de sus fines; atributos y virtudes, entre otras, que hacen al
hombre honorable y que siempre debemos cultivar, respetar, promover y cautelar
como ejemplo para las nuevas generaciones de detectives. No es posible
construir el futuro con miras a modernizar y potenciar la misión de la policía
en su función específica de investigar los delitos si antes no conocemos de
nuestras tradiciones, íconos y símbolos de nuestro pasado, glorioso por cierto,
que hoy nos enorgullece y que no puede ser desconocido, menos ignorado por el
imaginario social.
La historia de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), que hoy
evocamos en razón a la autonomía e independencia institucional alcanzada
por el entonces Cuerpo de Investigación y Vigilancia (CIV), elevado a la
categoría de Dirección y luego a nivel de Dirección General, merced a su
desarrollo técnico y científico reconocido por el Estado, hace 68 años, un 15
setiembre 1948, es la historia de la Investigación Criminal propiamente dicha; historia de un
quehacer cotidiano que corre paralelo con la génesis y evolución del delito, en
lo que se refiere a la identificación de sus autores, circunstancias y motivos
del hecho, con la consecuente aprehensión y captura de los responsables.
Este recuento de la razón de ser del hombre, de los pueblos, de la
sociedad en su conjunto, es la
historia natural del ser humano en la búsqueda y afán por conocer la verdad;
esa verdad, que se escamotea, casi siempre es esquiva, la mayor de las veces
gris, disfrazada, alterada o mutilada y en otras ocasiones oscura, cubierta
tras el velo del misterio y de la ignorancia que hay que descorrer para que su
luz aflore; verdad, que para los efectos de nuestra tarea y profesión, se inspira en la creencia de
derechos predeterminados en la naturaleza humana, universales y superiores al
hombre, por tanto eternos; se nutre de los usos y prácticas sociales que
garantizan el orden y convivencia entre los seres humanos y, se guía por ese conjunto de
normas ideales, justas y reguladoras de la conducta humana, que son el
contenido de los derechos naturales, consuetudinario y escrito,
respectivamente, en la incesante búsqueda del orden, la paz social y la
tranquilidad de las personas, en aproximación constante hacia el valor supremo de la verdad y de la
justicia, muchas veces sin llegar a su perfección o alcanzarlas por
completo, no obstante las penas y sanciones en las que se apoya el
derecho. Un detective o pesquisa que
se impresiona por lo aparente, que
cree y se deja llevar por el rumor, el chisme y la calumnia, se aleja de la verdad, traiciona
su juramento y sencillamente se
convierte en cómplice de la falsedad.
El historial de la Policía de Investigaciones, es en suma, la historia de todos y cada uno de nosotros miembros de la comunidad, cada cual desde el rol que desempeña, donde cada quien se convierte en el protagonista principal de sus propios actos: unos como autores del delito, otros como agraviados o víctimas, pocos como pesquisas o detectives investigando el hecho, los más como espectadores miembros de una sociedad que se siente vulnerada, convulsionada, preocupada y atemorizada por la falta de una respuesta eficaz del Estado, que nos haga predecir un final feliz en esta ola de violencia, de crimen y de descontrol social, dejándonos librados a nuestra suerte, en la incertidumbre de saber si habrá o no, un mañana libre de amenazas contra nuestras familias, nuestras vidas, integridad física, patrimonio y demás bienes jurídicos que el Estado tiene el deber de cautelar, proteger y garantizar; contexto bajo el cual le corresponde definir y delinear la Política Criminal a seguir, a la vez que diseñar los mecanismos de control y sanción necesarios para garantizar que tales conductas no se desarrollen y que, en todo caso, no queden impunes; uno de esos mecanismos es sin duda la investigación criminal con la misión de esclarecer los delitos.
El historial de la Policía de Investigaciones, es en suma, la historia de todos y cada uno de nosotros miembros de la comunidad, cada cual desde el rol que desempeña, donde cada quien se convierte en el protagonista principal de sus propios actos: unos como autores del delito, otros como agraviados o víctimas, pocos como pesquisas o detectives investigando el hecho, los más como espectadores miembros de una sociedad que se siente vulnerada, convulsionada, preocupada y atemorizada por la falta de una respuesta eficaz del Estado, que nos haga predecir un final feliz en esta ola de violencia, de crimen y de descontrol social, dejándonos librados a nuestra suerte, en la incertidumbre de saber si habrá o no, un mañana libre de amenazas contra nuestras familias, nuestras vidas, integridad física, patrimonio y demás bienes jurídicos que el Estado tiene el deber de cautelar, proteger y garantizar; contexto bajo el cual le corresponde definir y delinear la Política Criminal a seguir, a la vez que diseñar los mecanismos de control y sanción necesarios para garantizar que tales conductas no se desarrollen y que, en todo caso, no queden impunes; uno de esos mecanismos es sin duda la investigación criminal con la misión de esclarecer los delitos.
Es en el marco de esta realidad que el detective adecúa sus
conocimientos, destrezas y esfuerzos; en tal sentido, la actividad y funciones
que cumple el policía de investigación criminal, responde a un proceso de
construcción colectiva del estado peruano y que si bien es cierto resaltamos la
fecha de su autonomía como día institucional, también es verdad que su eslabón
embrionario se ubica en el surgimiento del Perú como República, con la
implementación de normas, autoridades y funcionarios previstas en el Estatuto
Provisorio del 08 octubre de 1821, que garantiza a todos los ciudadanos “igual derecho a conservar y defender su
honor, su libertad, su seguridad, su propiedad y su existencia”, entre
otras garantías políticas. Es decir, desde aquel entonces, era previsible
que bajo el pretexto del entusiasmo generado por la nueva república, los actos
de bandolerismo, pillaje, saqueos y otras formas de atentados contra la
propiedad privada y pública se acentuaran, incluyendo aquellos contra la vida y
la integridad física de las personas; alguien tenía que hacerse cargo de ello.
La implementación de servicios capaces de cumplir con el mandato
supremo, se fueron materializando en base a la creación de pequeñas estructuras
dentro de la administración política del Estado en aquella época; oficinas,
secciones, gabinetes, brigadas; estructuras organizativas cuya labor y
competencias fueron creciendo e incorporándose de manera gradual al Cuerpo de
Investigación y Vigilancia, creado para tal fin.
El desempeño de cada uno de los detectives en las diferentes áreas
asignadas, gestaron y dieron lugar a elevar el nivel de aquellos organismos de
estructura básica en los inicios de la república, a la jerarquía de estructuras
orgánicas actuales, más complejas, de mayor alcance, competencia,
responsabilidad y mayor autonomía, acordes con la dinámica social y el
incremento de la delincuencia en sus más variadas modalidades, allí están las
Direcciones de Seguridad del Estado, de Investigación Criminal, Contra el
Terrorismo, Anti Drogas, Policía Fiscal, Criminalística, etc., cada cual desarrollando
con eficiencia la misión encomendada; así, en el campo de investigación
criminal, desarticulando bandas de criminales, esclareciendo homicidios,
lesiones graves, abortos, robos simples o agravados, secuestros y rapto de
menores, entre otros, identificando a sus autores para ser puestos a
disposición de la autoridad competente, restaurando el orden y la
tranquilidad social; también en las misiones propias de seguridad del Estado,
reafirmando la confianza ciudadana en la democracia, asegurando la estabilidad
de los gobiernos y del Estado de derecho; en el área de identificación
policial, cotejando huellas y participando en forma oportuna y eficaz en las
diversas operaciones policiales además de colaborar con otros sectores del
gobierno, especialmente con el sistema electoral; en el ámbito de las labores
de inteligencia y contrainteligencia, cautelando de manera silenciosa la
integridad nacional territorial en el ámbito interno como en el externo (contra
espionaje); en la compleja realidad de la lucha contra el terrorismo y la
subversión, capturando y desbaratando células terroristas, para
devolverle la paz y tranquilidad a una sociedad al borde del pánico y del
terror generalizado; en las labores de asesoramiento y Estado Mayor,
contribuyendo al diseño de estrategias y a la mejor toma de decisiones; así
como en las demás áreas donde se ha demandado y requerido nuestra
participación; es decir, entre una y otra etapa, hemos pasado de una situación
de criminalidad relativamente bajo control a la inserción en una realidad
social más compleja, más violenta y por consiguiente más peligrosa en
términos de criminalidad.
La investigación criminal ha sido, es y será una
institución importante al servicio de la nación; fuimos herederos de la nobleza
de una institución en su sagrada misión de servir a la patria y a la sociedad
con una encomiable tradición investigativa del delito; hoy, nos corresponde ser
legatarios de la misma a las nuevas generaciones, entregándoles una
organización mucho más engrandecida, mejor capacitada, con encomiable mística
institucional y enriquecido sentido del deber, de ello no cabe duda.
Cada investigación desarrollada, cada crimen descubierto, cada delito esclarecido, se convierte así en testimonio indeleble de un trabajo leal y profesional que corresponde a una determinada generación de hombres y mujeres, con objetivos y metas claramente definidos, logros y resultados concretos, que naturalmente hay que superar. El progreso de las personas y de las instituciones, como decía José Ortega y Gasset, no consiste en ensombrecer o aniquilar hoy el ayer, si no al revés, conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor”.
Cada investigación desarrollada, cada crimen descubierto, cada delito esclarecido, se convierte así en testimonio indeleble de un trabajo leal y profesional que corresponde a una determinada generación de hombres y mujeres, con objetivos y metas claramente definidos, logros y resultados concretos, que naturalmente hay que superar. El progreso de las personas y de las instituciones, como decía José Ortega y Gasset, no consiste en ensombrecer o aniquilar hoy el ayer, si no al revés, conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor”.
Los años transcurridos no deben ni pueden pasar desapercibidos, no es
tiempo perdido y menos aún intrascendente en la historia de las instituciones,
con mayor razón si nuestro paso por sus filas constituye el transcurrir de la
mejor época de nuestras vidas, de nuestra juventud, impetuosa en sus comienzos,
hasta alcanzar su madurez, comprometida con nuestros sueños e ideales de una
sociedad más justa, más equilibrada, en convivencia pacífica, con orden y
seguridad, entregándonos indesmayables al cumplimiento del deber brindando lo
mejor de nuestro intelecto, fuerza y trabajo, con las cualidades y virtudes
propias de cada pesquisa.
La ex Policía de Investigaciones del Perú cuyo aniversario de autonomía
conmemoramos hoy, tiene ganado, en base a pundonor y sacrificio, un espacio
significativo en la sociedad peruana que hoy la reclama y confía en su capacidad
de lucha contra el delito.
En nuestra opinión, cabe resaltar, que una lucha y combate frontal
contra el incremento delincuencial en nuestro país, sólo podrá ser eficiente y eficaz en la
medida en que los hombres y mujeres encargados de tal misión, asuman su trabajo
imbuidos de una real, absoluta y auténtica mística policial, no hay
alternativa, las demás son medidas coyunturales y complementarias que esperamos
contribuyan a mejores resultados.
Sea propicia esta oportunidad para elevar a Dios nuestras plegarias en
honor a la memoria de nuestros héroes y mártires detectives, caídos en el
cumplimiento de su deber, pidiéndole al Supremo Hacedor los tenga siempre en su
Gloria.
Finalmente, permítaseme expresar mis sinceras felicitaciones a todos los
detectives del Perú, damas y varones, en nuestro día jubilar.
¡VIVA LA POLICIA DE INVESTIGACIONES DEL PERÚ!
MUCHAS GRACIAS
Juan Gerardo Alva Sánchez
FELICITACIÓN:
FELICITACIÓN:
APRECIADO JUANITO ALVA SANCHEZ
PRIMERAMENTE VA UN SALUDO AFECTUOSO, LUEGO DEBO FELICITARTE
POR ESE HERMOSO DISCURSO DE ORDEN QUE TE CUPO DAR ANTE LA
ASOCIACION DE CAPITANES DE NAVIO, CORONELES DE LAS FF.AA. Y
P.N ASCOREFA, CON MOTIVO DEL HOMENAJE A LA POLICIA DE
INVESTIGACIONES DEL PERU EN SU LXVIII ANIVERSARIO. ES UN
DISCURSO COMPLETO, QUE REFLEJA TUS DOTES DE GRAN POLICIA Y
ABOGADO QUE ERES HOY, Y QUIERO RESALTAR UNA PARTE DE ESTE
DISCURSO, COMO HOMENAJE A TODOS LOS NUESTROS QUE HEMOS
PERTENECIDO A LA GLORIOSA POLICIA DE INVESTIGACIONES DEL PERU,
CUANDO DICES. ......CADA INVESTIGACION DESARROLLADA, CADA CRIMEN
DESCUBIERTO, CADA DELITO ESCLARECIDO, SE CONVIERTE EN UN
TESTIMONIO INDELEBLE DE UN TRABAJO LEAL Y PROFESIONAL, QUE
CORRESPONDE A UNA DETERMINADA GENERACION DE HOMBRES Y MUJERES
COMO LOS QUE FUIMOS DE LA PIP, CON OBJETIVOS Y METAS
CLARAMENTE DEFINIDOS, LOGROS Y RESULTADOS CONCRETOS, QUE
NATURALMENTE HAY QUE SUPERAR
. EL PROGRESO DE LAS PERSONAS Y DE LAS INSTITUCIONES COMO
DECIA JOSE ORTEGA Y GASSET, NO CONSISTE EN ENSOMBRECER O
ANIQUILAR HOY EL AYER, SINO AL REVES, CONSERVAR AQUELLA
ESENCIA DEL AYER QUE TUVO LA VIRTUD DE CREAR ESE HOY
MEJOR......
REITERO MIS MEJORES DESEOS DE QUE HOY 15SET NUESTRO DIA
INSTITUCIONAL, NOS DEMOS UN ABRAZO MENTAL EN EL LUGAR Y
TIEMPO EN EL QUE NOS ENCONTREMOS, PUES ESE PRIVILEGIO DE
SER POLICIA DE INVESTIGACIONES DEL PERU, LLEVA ESE SENTIMIENTO
QUE NACE DE LO MAS PROFUNDO DE NUESTROS CORAZONES.
FRATERNALMENTE, HILDEBRANDO CASTELLARES CAMAC.
PRIMERAMENTE VA UN SALUDO AFECTUOSO, LUEGO DEBO FELICITARTE
POR ESE HERMOSO DISCURSO DE ORDEN QUE TE CUPO DAR ANTE LA
ASOCIACION DE CAPITANES DE NAVIO, CORONELES DE LAS FF.AA. Y
P.N ASCOREFA, CON MOTIVO DEL HOMENAJE A LA POLICIA DE
INVESTIGACIONES DEL PERU EN SU LXVIII ANIVERSARIO. ES UN
DISCURSO COMPLETO, QUE REFLEJA TUS DOTES DE GRAN POLICIA Y
ABOGADO QUE ERES HOY, Y QUIERO RESALTAR UNA PARTE DE ESTE
DISCURSO, COMO HOMENAJE A TODOS LOS NUESTROS QUE HEMOS
PERTENECIDO A LA GLORIOSA POLICIA DE INVESTIGACIONES DEL PERU,
CUANDO DICES. ......CADA INVESTIGACION DESARROLLADA, CADA CRIMEN
DESCUBIERTO, CADA DELITO ESCLARECIDO, SE CONVIERTE EN UN
TESTIMONIO INDELEBLE DE UN TRABAJO LEAL Y PROFESIONAL, QUE
CORRESPONDE A UNA DETERMINADA GENERACION DE HOMBRES Y MUJERES
COMO LOS QUE FUIMOS DE LA PIP, CON OBJETIVOS Y METAS
CLARAMENTE DEFINIDOS, LOGROS Y RESULTADOS CONCRETOS, QUE
NATURALMENTE HAY QUE SUPERAR
. EL PROGRESO DE LAS PERSONAS Y DE LAS INSTITUCIONES COMO
DECIA JOSE ORTEGA Y GASSET, NO CONSISTE EN ENSOMBRECER O
ANIQUILAR HOY EL AYER, SINO AL REVES, CONSERVAR AQUELLA
ESENCIA DEL AYER QUE TUVO LA VIRTUD DE CREAR ESE HOY
MEJOR......
REITERO MIS MEJORES DESEOS DE QUE HOY 15SET NUESTRO DIA
INSTITUCIONAL, NOS DEMOS UN ABRAZO MENTAL EN EL LUGAR Y
TIEMPO EN EL QUE NOS ENCONTREMOS, PUES ESE PRIVILEGIO DE
SER POLICIA DE INVESTIGACIONES DEL PERU, LLEVA ESE SENTIMIENTO
QUE NACE DE LO MAS PROFUNDO DE NUESTROS CORAZONES.
FRATERNALMENTE, HILDEBRANDO CASTELLARES CAMAC.
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